Dedicado a mi estimada Yuleidis Aguilera
Al hundirme en tus piernas
es como hundirme en un río de agua turbulenta
siento que un remolino de ansiedades
aguijonean como efervescente veneno
las curvas después de esas piernas
son dos caderas que vibran como diapasón enloquecido
su música estridente
enturbia mis sentidos
los vuelve leña
los acosa con el perfume de su piel
candente como plancha de metal de acero
o como caldera a vapor
o el carbón prendido de una locomotora a millón
que pretende descarrilarse a montón.
Al subir al monte de Venus
la suave cabellera de esa ladera negra
ondea sus olas de fibra viva en mis manos que se queman
el suave pelaje sorprende con su seda fémina
el tacto enloquecido de mis manos
el suave pelaje sorprende con su seda fémina
el tacto enloquecido de mis manos
al acariciarlos
incendian las yemas de mis dedos
atormentan mi mente incinerada por los deseos
la explosiona como un cristal de un automóvil
cuando se estrella contra el viento
Al llegar al fin donde quiero llegar
el camino ahora es mio
y tu eres mía
lo sé y lo sabes
ya no es un secreto.
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