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MARÍA DE LOS ÁNGELES SE COME LAS UÑAS EN ESPERA



SERIE: CORAZÓN EMPAQUETADO
Del álbum: "Siempre enamorado" Entrega Nº IV
Autor de diseño de Imagen y de texto: Eliad Jhosué

Tema:
MARÍA DE LOS ÁNGELES
SE COME LAS UÑAS EN ESPERA


María de los Ángeles
siempre se sienta a la espera
espera en una calle desierta
oscura como su sueño desgastado
su ansía es como vieja esfera
no se cansa de rodar su locura


Un motivo de vivir la vida
consuela su corazón que expira
esperando en el callejón frío
el calor posible de un caballero
deshiele su pasión dormida

María de los Ángeles
se consuela entre rotas horas
con mirar las sombras viejas
oír en la distancia que la devora
los pasos de un hombre que la quiera
satisfaga su ansiedad en gran manera
harte sus ganas de saciarse
sienta que la posee al desborde
la hace suya a cada instante
y le dice con los ojos cerrados

 ¡Te quiero para siempre mi señora!

María de los Ángeles
anhela ser amada aunque sea un poco
por eso acomoda su lecho aromado
pensando en el momento soñado


En ocasiones se pudre en carne viva
y revuelve sus sabanas blancas con furia
intenta hacer de su rabieta frustrada
una obsesión de olvido sin incidencias


al pasar la turbulencia de su mente efusiva
vuelve acomodar las sabanas
alisa sus bordes arrugados
oxidada de ternuras que la queman
pensando que es su piel
la del hombre que espera

Para ella los días no pasan
se mueren con su tristeza
y se secan con sus lágrimas frías


la calle continúa en penumbra
María de los Ángeles espera
mientras muerde las penas
a veces se come las uñas 

hasta probar su propia sangre
para ella su sangre es dulce como la miel
¡Ojala la probara su hombre!
Así probará sus venas
el volcán que camina dentro de ella
imagina entregarle todo su ser
sus pechos en vuelo desnudo
su piel a flor de piel humectada
su vagina sedienta
será toda una extrema entrega
para con aquel 

que durante muchas primaveras muertas
ella espera

María esta cansada de comerse sus uñas
desea comerse las de su hombre
aquel que nunca llega.

María de los Ángeles
Esperando entre la calle ya más oscura
se le apagaron los últimos luceros
se le apagaron en las esquinas de su tragedia

se la apagaron por donde quiera
solamente le queda andar a trastienda
esperando besar las huellas
de aquel que nunca llega

María cuando está en su habitación
se hace el amor a solas
pensando en ese caballero 

que la incendia
llenándose con sus mismos olores
y fluidos pasionales
¡Que más le queda!

Mirando la calle  larga y melancólica
María de los Ángeles aguarda como centinela
con los ojos puestos en un punto de espera
y continuará esperando una y otra vez
y en un callejón oscuro y sin estrellas
con la luna siempre en eclipse solar
y con las ganas derretidas como cera

¡Pobrecita María de los Ángeles!
¿Quien pudiera consolar su espera?