lunes

CONFUSIÓN



CONFUSIÓN
 Eliad Jhosué

He de volar en el silencio de algunas huellas
huellas que en el silencio deshojan ojos
ojos que en la soledad ven solo palabras
palabras que encierran labios mudos
labios que besan tímpanos ciegos
tímpanos que oyen sabor de papilas ácidas
papilas que prueban el arrastrar de algunas manos
manos que van caminando sobre sombras
sombras sin valores que dejan huellas

He de caminar en el silencio
sin entender ni una tilde
lo que escriben mis pies
lo que oyen mis ojos
lo que ven mis oídos
lo que palpan mis papilas
los que prueban mis manos

He de caminar en mi confusión
entendiendo que sin confusiones
son mis intenciones de confundir

EL VENTILADOR Y EL AIRE ACONDICIONADO



EL VENTILADOR Y EL AIRE ACONDICIONADO
Eliad Jhosué

Dormía con ventilador
en mis noches de alegría
aunque su aire ni enfría
ahuyenta muy bien el calor
me hacía un gran favor
refrescando el ambiente
aguantando corriente
día y noche combatía
nada mal le impedía
trabajar como un valiente

Boté al pobre ventilador
comprando emocionado
un aire acondicionado
pensé en el nuevo dador
que me daría acogedor
el aparato acelerando
actual me está congelando
frío por donde quiera
como no tengo pareja
el frío me está matando

EL DIARIO DE UN FACEBOOKERO MUJERIEGO



La Diabla Canales.
EL DIARIO DE UN FACEBOOKERO MUJERIEGO

Relato basado en la vida virtual
Autor: Eliad Jhosué Villarroel

Advertencia: Toda similitud con la realidad puede ser pura coincidencia.

Enero 2006
Me llamo Pedro PC, vivo en cualquier parte del globo terráqueo y he pasado tanto tiempo metido en el Facebook que perdí la noción del tiempo, tanto es mi apego intenso por estar inmiscuido en el portal, escribiendo, haciendo contactos, subiendo cosas y enamorando a miles de chicas del mundo entero, que me olvidé por completo de las horas y del calendario.

Diciembre 2007
No estimo el tiempo que he permanecido sentado frente a mi caja mágica, a la cual con un instinto apasionado logro manipular con el teclado y el mause, con pastosidad viciosa me absorbe su magia y mi corazón tiende a fusionar sus latidos con el entrar y nunca salir del portal más famoso en internet, el facebook.

ENERO 2008
Durante mis días entre este cuartucho de cuatro paredes y una puerta consumo mis días en solitario, haciendo el amor virtual con docenas de mujeres hermosas, desencantándome entre pasiones desbocadas y haciendo de mi existencia una mentira descontrolada. Durante estos dos años he contraído compromiso amorosos con más de 280 mujeres de distintas clases sociales del mundo entero, entre ellas: chinas, indias, europeas, estadunidenses, cubanas, dominicanas, argentinas, Peruanas, venezolanas, de suiza, Inglaterra, Colombia y de otros países que no logro recordar el nombre.

DICIEMBRE 2009
En ocasiones me enamoro como un mozalbete incipiente de chicas que son mi tipo, que me gustan y me hacen soñar entre las cuatros paredes de este cubículo vacío y triste, son mujeres bonitas, dulces, alegres y bullangueras a las cuales correspondí con fuego abrasivo y constante, ellas en igual me corresponden con una amor plutónico y expansivo, me quieren como aman a un ser especial, sin embargo, todo parece un anonimato disfrazado con fotos de buenos tonos, luces vívidas acompañadas de palabras melosas, inolvidables y emotivas, sin ajuntas caricias palpables y sin besos reales, todo es virtual, encadenado a palpar con mis manos lo indecible, lo imprescriptible, intocable e invisible. Así se va llenando mi vida con un vacío atormentador, demoledor y aniquilador.

ENERO 2010 – JULIO 2010
Sin embargo, no todo es virtual, este año decidí salir de aquel cuarto de mala muerte. Me armé de valentía y cuadre varias citas, 170 en totales en mi país, dirigida a varios estados, no importaba la distancia, me era indiferente gastar algunos fuertes, urgía avanzar y hacer real aquel mundo virtual que me estaba volviendo taciturno, solitario, poeta y un loco desquiciado. En mi recorrido pasajero y aventurero pude hacer mía a 83 damas, todas con diferentes edades, no perdone a gorditas, flaquitas, bajitas, negras, blancas, morenas, fue arrasador y como un volcán que hace erupción como una bomba atómica, fueron conquistas para vivir el amor a plenitud, no era machismo, era el deseo y el placer que quiere probar cada hombre en este planeta, poseer a todas las mujeres que se puedan.
No todo fue salir a piel de boca, hubo situaciones en que casi pierdo la vida y mujeres que querían tenerme a su lado para siempre, incluso casi me casaron con una menor, tuve que escaparme de aquella enredada matrimonial, lo mío era estar en el cuartucho, era mi profesión y existencia total.

DICIEMBRE 2010
Logré hoy tener 5000 amigos, algo apreciable e envidiable para aquellos que quieren lograr tal proeza, así me extendí mas y podía tener una cobertura más abierta.

ENERO 2011
Después de mi última aventura de amor con la que me querían casar, me encerré en la habitación y no quise abrir más la puerta, me tragué la llave, el facebook me encadena en sus redes, me controla la existencia, me domina mis pasiones, me conecta a su sistema en manera subyugante, su garra cibernética se ha enchufado a mi cabeza, me es imposible de escapar, estoy atrapado.

AGOSTO 2011
Pasan los días, pasan los meses, los años y permanezco siendo parte de este sistema digital, electrostático, eléctrico y de atracción. Mis venas ya no tienen sangre, solamente corren entre ellas pulsos eléctricos enviados desde el facebook, cuyo incrusta su interfaz en mi cerebro como una bala al rojo vivo, haciendo de mi masa gris su mundo, un mundo de fabula digital mas allá de mi subconsciente.

 MAYO DE 2012
7:00 a.m
Hoy decidí salir por fin al patio de mi casa abandonada y pude observar absorto y en milisegundos, la ciudad esplendorosa y más hermosa que nunca, de súbito el sol encandilo mi retina y por momentos creí quedar ciego por la incidencia de la luz muy brillante que se poso acariciando y apoderándose de mis ojos. Luego de un breve instante volvió la visión a mis retinas heridas por la incandescencia solar y pude contemplar con mayor serenidad al entorno adyacente.
7:15 a.m.
Siento unas ganas intensas de orinar y al intentar localizar mi pene ya no está, pego un grito grave, doloroso, salido desde lo más profundo de mi ser cuando me di cuenta que todo mi cuerpo ha desaparecido y en vez de la recia carne que lo había adornado durante más de 30 años, luce un esplendido, limpio y zendo esqueleto, vuelvo a gritar ahora con más ganas y me llevo la mano al corazón que ya no tengo y pego mi último estertor de agonía, caigo pesadamente a la tierra y antes de quedar tendido en el suelo digo sollozando: ¿Dios mío que he hecho conmigo!
7:16 a.m
Un sordo ruido suena estrepitoso al chocar mi humanidad esquelética contra el duro piso desnudo. Después nada y un silencio azoto la calle de la ciudad dormida.
10:00 a.m
Al instante de caer alguien tomo una foto para colocarla en el facebook, ahí la tienen.
Era yo, un facebookero

EL DÍA QUE LLOVIÓ EN DARKAPALO


Relato Corto
Autor de texto: Eliad Jhosué
Foto: Cleydi
Dedicado a mi novia amada y querida a quien deseo y amo tanto: Cleydi Bustamante carranza.

En Darkapalo nunca llovía, siempre hacía un sol inhóspito que le arrancada de cuajo la piel de la espalda, a quien osase quitarse la camisa a pleno mediodía.

En Darkapalo todo asimilaba un peladero de chivos, las casas permanecían tostadas como si estuviesen apostadas entre un gran horno de microondas, los techos de caratas se esquebrajaban amordazados entre aquel fragor infernal y los pocos árboles de espinos estaban torcidos y resecos, semejaban a fantasmas encorvados besando el árido suelo, como si fueran mártires de un dolor inquebrantable.

Me trasladaba desde Guanta a Darkapalo en un taxi de mala muerte, todo destartalado, desconchado, maloliente a gasolina, los asientos parecían un nido de ratas salvajes, el automóvil de los años 50 amenazaba con desmantelarse en cualquier momento, sus cauchos semejaban a cuatro tomates y el humo que soltaba se confundía con la polvareda amarillezca de la carretera desnuda. Algunos habitantes, residentes en el trayecto de la vía parecían conocer al chofer porque en su pasar le gritaban.
¡Mata plaga! (Por la humareda que despedía por el tubo de escape)
¡Píntalo con brocha!
¡Mata hormiga! (por lo cauchos)
¡A como vende el kilo de tomates!
¡Ahí va el helicóptero terrestre! (por el fragor de la bulla del motor y de los hierros retorcidos)
El pobre chofer acostumbrado al recio chalequeo ni miraba a los lados, a veces le tiraban pedruscos y el sacando la mano por la ventanilla, blandía el brazo con el puño cerrado en señal de golpearlos, les mentaba la madre y los agresores se orinaban de la risa, era todo un circo viajar con el único chofer que trabajaba cargando pasajeros en la vía de acceso a Darkapalo.

Por la vía polvorienta recordé a mi dulce amada, una chica dulce, nativa de Darkapalo, de contextura semi delgada, cintura de guitarra, senos redondos como toronjas maduras, de boquita dulce, sensual y provocativa, de unos ojazos color negro azulado, eran grandes, adorables e incitaban a soñar, arriba de sus lindos ojos, resguardaba unas cejas bien arqueadas y brillantes como hilos de seda, de nariguilla respingona, rostro de líneas bellas, gráciles y un pelo rubio que me enloquecía cuando la brisa le acariciaba. Su juventud exquisita resultaba ser sencilla, era tierna, sensible y apasionada, pintaba marinas, escribía algunas letras, amante de los niños y estaba recién graduada como maestra de primaria.

Era mi última cita en Darkapalo para con ella, la venia a pedir de manos y de paso traérmela a mi casa donde haríamos nuestro hogar pre planificado, ella quería tener dos niños, una niña que se pareciera a ella y un niño que fuera igualito a mí, concordábamos en todo y nuestra compatibilidad era única. Mi novia dulcificada era irresistible y hermosa que me envidiaba consigo mismo, toda una diosa de huesos frágiles con un envoltorio de carne sabrosa, su rica apariencia se adentraba en las neuronas e impulsaba caminar la sangre en mis venas como hormigas voraces y turbulentas, me roían la carne y me hacían cosquillas por donde quiera.

Por el camino nos paramos y compré cuatro cajas de cervezas frías para darme un hartazgo de felicidad, eran cervezas del tipo que denominan desechables, para mi gusto localicé casualmente las que me gustaban, marca Zulia, esas que tienen un círculo amarillo como logo y en un centro un águila azul.

El chofer al ver mi acto sonrió y aplaudió, parecía que no se había tomado una sola en su vida. Le dije que era para tomar carburo y levantar el brío, la labor a efectuar en Darkapalo no era nada fácil y me sentía un poco cobardón, a lo que me dijo socarrón: Eso pasa amigo, pero esa mujercita esta como Dios quiere, lo felicito, suéneme una para brindar por usted y soltó una carcajada que escondía detrás de su presunción cierta picardía, me zurró tremenda palmada en la espalda que casi me avienta los pulmones con el corazón, sonó un trallazo de los mil diablos y la cosa me quedo ardiendo que le mascullé con cierta molestia: ¡carajo vale! con ese y otro llego a la tumba. ¡Ni tanto así hombre, no sea flojo! espeto guiñándome un ojo el muy abusivo.

Cuando por fin logramos llegar a Darkapalo en aquella tetera con ruedas, ya estaba chispeado, aquellas cervezas se me habían subido al cerebro y veía todo bonito. ¿Sabe donde me va a dejar señor? le susurre todo vuelto leña. Se volvió a reír y me contesto. Yo sé todo de aquí jefecito, no se preocupe, lo dejaré casi en la puerta de su diosa bella… ¡Ok! le respondí entusiasmado y alegre, terminando de escanciar otra de aquellas botellas espumeantes, amargas y como un caldo hirviendo debido a su recalentamiento, sin embargo como estaba volando en el Olimpo medio embriagado, las consumía con delicias.

Cuando aparcó aquella carroza de fieros oxidados, le pagué la mitad del dinero propuesto para el doble viaje y le dije que me esperara, porque solamente iría a pedir la mano de mi querida y me la iba a traer en menos de lo que canta un gallo, el compromiso estaba consumado y celebrado hacía meses atrás. Luego de realizar la petición y cumpliendo con aquella costumbre del pueblo, se avecinaba lo mejor, de pensarlo se me engrifaron los pelos de los testículos.

Salí del viejo cascaron de hierro bailando al estilo de Michael jackson y sin darme cuenta tropecé con una raíz seca y casi me voy al traste de bruces sobre la carretera caliente, mente la madre y di varios trancazos hasta que logre ajustar un poco el equilibrio, ligero miré de lado a lado buscando con cierta vergüenza por si las moscas algún pueblerino me estuviera mirando, solo al ver el chofer que se reía a costa de mis costillas fue un alivio, le hice una ademán hastiado con las manos y continué mi camino hacia la felicidad. Recordé emocionado a mi noviecita querida y suspirando profundamente susurre entre dientes. ¡Te amo "carajita", no te imaginas cuanto! aquel amor me ahogaba, me estaba matando.

Le señale otra vez al chofer que me esperará

El chofer asintió y se arremolinó un poco para dormitar aquella borrachera incipiente, mientras duraba aquella ceremonia familiar. Antes de sentir que perdería mi situación de soltería, contemplé extasiado la lejanía del campo sabanero, seco y árido y se escurrió en mis adentro una nostalgia indefinida. Vivir aquí hay que tener las bolas bien puestas, pensé y me adentré en el callejón las flores, al final localizaría el hogar que tanto deseaba ver en ese día para la consumación del festejo familiar.

Al acercarme escuché llantos, ayees y sollozos ¿Qué estará pasando? me pregunté asombrado y presentí algo extraño, un vuelco muy fuerte en el corazón estremeció los sentidos. Apresuré mis pasos y cuando estaba frente de aquella casa humilde vi a muchos vecinos rodeando sus adyacentes, otro golpe irresistible se vertió como un trueno entre el corazón que hizo vibrar hasta mis vertebras.

Me acerqué ligero y tomando a un sujeto por el brazo que estaba en la muchedumbre le pregunté ¿Qué pasa?, me miró con unos ojos lánguidos, llenos de gruesos lagrimones, luego miró hacia el interior de la casa como intentando decir algo, lerdo se incrustó en un mutismo y bajando la cabeza quedo en silencio, entonces oí alaridos y un llanto que me desgarró el cerebro, me empequeñeció el corazón e hizo que mis piernas temblaran aprisa. ¿Dios de mi vida que está pasando? Vociferé como premeditando una condena a la más oscura tragedia.

Como todos me miraban con lástima y nada me decían, decidí entrar a los aposentos de mi amada, cuando atravesé pesadamente aquella puerta, desfalleciendo en incontrolable incertidumbre, observé a sus hermanos, madre, padre y familiares llorar desconsoladamente, cuando sintieron mi presencia callaron, se hizo un silencio de muerte, un silencio que me heló la sangre, nubló perspicazmente con una doble capa de humo, la ancha sala de aquella triste casa gris.

Y al mirar al fondo, allí estaba, tendida sobre sabanas blancas, rodeada de rosas blancas, con un vestido blanco que parecía un ángel durmiente, con un sutil maquillaje que intentaba ocultar lo blanquecino de su hermoso rostro, su cabellera lucia yerta, ni el viento solía tocarla por respeto a su humanidad dormida.

Cuando la vi tendida, yerta, sin vida, comprendí que el mundo se me venía encima, el andar hacia donde estaba su débil y delicado cuerpo de ninfa fallecida, en vez de caminar, los pies arrastraba, no podía creer aquella visión que tétricamente me mostraba el destino, justamente el día de mi llegada. Hundí mis manos en el bolsillo de la chaqueta negra y sacando el anillo de compromiso lo tire por la ventana y colocando mis manos en mi rostro solté algunas lágrimas.

Cuando pude llegar donde estaba mi dulce amada, aquel retoño que en vida bese con ansias adoradas, con locuras extremas, con frenesí desbordado, al verla con los ojos dormidos caí de rodillas con gran estrépito, sin importar si se partían las rotulas al caer sobre el piso de concreto. Durante largo rato y con los ojos como dos carbones encendidos, la contemplé absorto, trastocado, inútil ante un sentimiento que nacía emergente de mi pecho herido, ¡Dios mío! exclamé como si una flecha envenenada se hubiese clavado en mi carne temblorosa.

Agonizando tomé varias flores en las manos y las apreté con tanta fuerza, que las espinas de las rosas entrando entre la piel de la palma de mis manos, se tornaron rojas por la sangre que bullía enloquecida de mis venas en rojo furia, luego temblando como gelatina, me abalancé sobre su cuerpo que tanto amaba, desesperado le bese los labios mudos, la frente fría, el cuello aun aterciopelado y con el aroma de su perfume que tanto añoraba, sus lindos ojos cerrados parecían adornados con una lágrima viva, como un orate acaricie su rubia cabellera tiñéndola de rojo carmesí con las fibras de mi sangre tibia, fluyendo de mis manos condenadas…

¡Dios mío no! grité enardecido y volví abrazarla con tantas fuerzas que hice crujir sus huesos sin vida, su carne inerte, sin calor, sin los pulsos que sentía cuando la tenía entre mis brazos llena de vida, ¡háblame! ¡Dime que es mentira! vociferé lleno de un dolor indescriptible que me abrazada como una candela viva, me ahogaba, apretaba el corazón con una prensa agresiva, me cegaba, ya no me importaba existir. ¡Te amo mi flaquita linda! ¡Te amo de verdad! ¡Te necesito como necesito a la vida! ¡Háblame, despierta, no quiero que me dejes, tu eres mi vida, sin ti no se qué haría!

Por instantes vi que se movía a causa de mi dolor y paranoico la moví y posando mis labios en su boca intenté darle aliento para qué resucitara, aquellos intentos fueron tan fallidos como mis ganas de verla nuevamente con vida.

Desconsolado y sin hallar el consuelo deseado, abrí mi boca y cerrando los párpado con fuerzas, Lloré, lloré como llora un niño desamparado, lloré en Darkapalo, lloré sin consuelo porque desde ese día estaba muerto como mi amada.

Ese día de dolor trono fuerte y llovió por primera vez en Darkapalo.
El viento realizo algunas cabriolas y dibujo en el cielo un corazón que decía adiós con su partida.
¡Ay que dolor! fueron más mis lágrimas que la lluvia.


EL PERRO ALEXANDRE



EL PERRO ALEXANDRE
Para los amantes del mejor amigo del hombre
Autor: Eliad Jhosué

Cuando decidí subir la cordillera del Caldero de las sombras, nunca me imagine que aquello tornaría mi existir en una condena, sin embargo, aquella madrugada, me alisté para encaminarme a la grandiosa aventura, me calcé las botas de caña alta y me vestí con ropa de campaña camuflada, el sombrero pelo de guama, el morral militar en mis espaldas, una Pantera bien empeinada, con repuesto en el cincho,  acompañada de un frondoso cuchillo de campo tipo Rambo.

Me acerqué a mi PC aun encendida y cerrando el Facebook, la apagué, no sin antes escanciar el último sorbo de vino Cherry que quedaba descansando  entre un  vaso macabro, fabricado con huesos de la calavera de mi perro Alexandre, a su muerte lo había mandado a elaborar para tener la pieza como un hermoso recuerdo. Así siempre me estaría bebiendo las vibraciones  del quien fue un amigo inseparable.

Cuando iba a dar el primer paso para salir de mi cubilo,  escuché sonar el ring, ring del Blac Berry curve 9360, y sin pensarlo dos veces  me encaminé donde escuchaba los ladridos de mi perro Alexandre, había grabado sus ladridos en vida y lo había subido como tono a mi ciruela negra curva 9360. Aquel sonido me envolvía y me hacia feliz, el escuchar a mi perro ladrar cuando el artilugio sonaba se me salían las lágrimas.

Me dirigí triste a la puerta principal luego de haber terminado cierta conversación acalorada con mi novia, a la cual había conocido en el facebook, reyertas constantes debido a sus intensos celos con las chicas que me contactaban en el portal.  Antes de la puerta ancha y alta,  se encontraba un largo pasillito con una extensa exposición de fotos de  Alexandre y al final de este nostálgico museo perruno, colgaba una brillante cortina de móviles hechos con las costillas y huesos de mi perro, su sonido al chocar me recordaban cuando caminaba entre la casa, me traía recuerdos inolvidable.

Llegando a la puerta, allí se localizaba Alexandre, siempre en patas paradas, moviendo el rabo, mirando sin pestañear con la lengua a medio salir y moviendo la cabeza como siempre lo hacía, me acercaba donde estaba, le acariciaba el cuello, lo abrazaba con ternura, le besaba y le decía, lindo mi “perroto”, te quiero mucho, cuando regrese te cepillaré y te aromaré para que siempre huelas a rico.

Al cerrar la puerta dejaba mi alma con Alexandre, en vida  me acompañaba a todas partes y ahora solo la sombra de sus recuerdos me seguía por doquier. Al marchar comprendía en mi dolor que Alexandre no sentiría hambre, estaba disecado, su piel estaba forrando a un sistema  cibernético con sensores, sistema de sonido7.1, videocámara, tuercas y cables que le daban vida. ¡Pobre Alexandre! cuando fue atropellado quise enterrarlo, pero no pude, las ganas de tenerlo conmigo fueron angustiosas y tormentosas, Alexandre había sido mi amigo inseparable durante 20 largos años.