Cada vez que camino despacio,
siento que la tierra
huele la huella de mis pasos,
suspiran por mis dedos oxidados
y su fragancia a borocanfol,
las medias apretadas rechinando
hacen un circo con los callos
y se ríen de su dolor.
El zapato izquierdo
parece estar llorando de viejo
y el derecho
hace un esguince con mis pasos,
un hoyo
en el centro de su suela,
parece una boca deshuesada
y aspira como la tierra su nostalgia
y cada vez
que lo apachurro contra la calle,
suele respirar cansado
y escucho que me dice hastiado:
¡no seas tan miserable viejo!
¡cómprate unos nuevo!
Autor: Eliad Jhosué Villarroel
Imagen de: alovelyworld.com
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