domingo

MARÍA JOSÉ (Una mujer revolucionaria)


MARÍA JOSÉ

María José
ama la revolución y sus días
días que nunca llegan
días que no terminan de pasar
días que aún están por llegar

María José
un ama de casa, bachiller integral
estudiando promoción social
y lavando sus días
se le van en casi nada.
Tiene siete muchachos y medio
uno de ellos le fallan las ideas
un niño de esos especiales
hay que llevarlos de la mano
enseñarles donde debe sentarse

María jasé
lava ropa a mano en el rio
plancha a otro sus pantalones
para poder darle de comer a sus hijos
seca el sudor de sus malas
con las manos de su involución forzada,
y cuando sale a la calle a buscar sustento
las lágrimas se van adelante
mojando su desconsuelo
empapando su mal recuerdo
y enchumbándola de lamento

María José
En la calle solo encuentra
polvareda de recuerdos
más que otro cuento viejo
que le hace hervir la sangre
¡viva la revolución!
siempre oye en el silencio
y ella se siente feliz
con lo que grita la calle
aunque el corazón llore
y el estomago sufra pesares

María José
no encuentra que hacer
con los pocos cuatro reales
su pobreza esta desnuda
llena de hormigas voraces
que van ruyendo sus pensares
los descoloridos colores del alba
se han desteñido en su alma
mientras ella suda pena
sus hijos sufren en balde
sus estrellas son tan pobres
como los luceros de su calle

¡Pobre María José!
en estos tiempos tan miserables
que los pobres son más pobres
y está pasando más hambre

Ayer la inseguridad
cobro la vida de su hijo mayor
en medio de un charco de sangre
Lo mataron de siete disparos
para robarle la pobreza
y condenar a su madre
sembraron a María José
porque no fue a su hijo que enterraron
fue a la patria y a su bandera,
afuera quedaba él
y adentro quedaba ella
sepulta con todos sus males.

El concejo le regalo la urna
la más barata del armario
y se llevaron empaquetado
su bojote de esperanza
lo levanto en un valle tinto
teñido con un lunar de lágrimas
con los días llenos de espino
y las noches como enormes pinzas
apretando las ansiedades.

El hijo de María José
estaba por graduarse de ingeniero
su pensamiento esculpía
levantar un castillo como el cielo
con baños de pétalos de rosas rojas
con alas de pájaros bellos
para ver sonreír a su madre

Así pasan los días de María José
esperando que la cosa marche
aunque no se termine su pobreza
algo se mejore en las calles
y su vida sea como el alba clara
y la luna llena cuando amanece
o cuando su pelo refresca el aire.

Mientras tanto María José
vera caer a sus hijos
hasta que ya nada quede
o ellos terminen haciendo lo mismo
y todo se vuelva un fandango
y la tierra siga tragando sus huesos
y la carne de su carne
y ella se convierta en un amasijo
de puro dolor y hambre.

La dignidad y pureza de María José es tan grande
y prefiere diluir sus manos en legía, cloro y ACE
y no revolcar su cuerpo
y demudar su pobreza honrosa
con hombres que no merecerán su sacrificio
por eso María José Lava sus esperanza
lava la revolución
lava las esperas perdidas
lava la sangre de la ropa de su dolor
con el llanto de sus ojos muertos
y así sigue lavando sus penas
con el sudor de su cara larga
y su cuerpo que ya es un alambre

Cada vez que María José oye
¡Viva la revolución carajo!
brota en ella un huracán de lágrimas
y sigue lavando ropa
esperando que esta vaina cambie.


Autor: Eliad Jhosué Villarroel







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